Hoy el municipio de Funza, Cundinamarca, cuenta con 27 nuevos artistas, quienes durante aproximadamente 15 años venían ejerciendo un saber específico disciplinar que les permitió recibir el diploma que los acredita como licenciadas y licenciados de la Universidad Pedagógica Nacional; esto en el marco de una alianza realizada con la Alcaldía de Funza y el Centro Cultural Bacatá.
Adriana Bernarda Gutiérrez, coordinadora de profesionalizaciones de la Facultad de Bellas Artes, explica que esta iniciativa buscaba brindar la oportunidad a artistas de los territorios, en donde la educación superior no llega y tampoco existen las facilidades socioeconómicas para poder acceder a un programa académico, para graduarse como profesionales. “Este proyecto nos permite darle un lugar y un reconocimiento a todos los artistas que tenemos en el país”, resaltó.
Luis Felipe Mora Palacios, graduando de esta iniciativa y ahora egresado de la Licenciatura en Artes Escénicas, ha sido artista desde su infancia, ha bailado desde que tiene diez años y ha podido formarse durante más de dieciocho en diferentes escuelas, en la educación no formal; al saber del proyecto de la UPN, decidió que era el momento de dar el paso y realizar su profesionalización. “Fue una experiencia demasiado enriquecedora, durante la cual puedo decir personalmente que hubo un crecimiento del uno al cien por ciento, pues encontré conocimientos que necesitaba para poder entender un poco el ejercicio artístico”, dijo. Para él, su grado profesional es una promesa que le había hecho a sus padres, quienes ya no están en este espacio terrenal y que le permitirá abrirse nuevos caminos.
Durante cuatro ciclos académicos intensivos, 14 mujeres y 13 hombres, potenciaron su saber artístico empírico con conocimientos en pedagogía e investigación, luego de que la Casa Grande de la Pedagogía llegara a su región con el fin de impactar y facilitar el acceso a la educación superior.
Ana Johana Ospina González, otra de las catorce mujeres, beneficiarias que se graduaron de la Licenciatura en Artes Escénicas, relata que desde muy pequeña le gusta el arte, por lo que a los ocho años ingresó a la Escuela de Danza de Funza, pero no había tenido la oportunidad de cursar un pregrado. “Los profesores de la UPN nos brindaron herramientas para que nosotros fuéramos cada día mejores docentes, no fue fácil, fue hacer un sacrificio que sin duda valió la pena”, afirmó.
Para ella, este proceso significó un sueño que inició con el gusto por la danza, y que se convirtió en su proyecto de vida y su sustento, a través de la ejecución de lo que ama. “Este logro me llena de orgullo y me hace pensar que sí puedo, que nunca es tarde para conseguir lo que uno desea, es una plataforma para seguir escalando”, puntualizó.
La UPN sigue comprometida con la formación de maestras y maestros que transformen vidas y que lleguen a las aulas de los diversos lugares del país.